La fricción suele provocar molestias y daños. Se desgastan los tejidos, tanto de ropa como de la propia piel, y al final nos provoca heridas que suelen ser muy molestas y en ocasiones dolorosas. Como decíamos al comienzo, de las que más se suele hablar son las que se hacen en el pie pero hay muchas más. En este artículo os hablamos de cinco de ellas y cómo podemos hacer que no se produzcan, con el consiguiente alivio que esto nos va a producir… ¿O no? Rozaduras en los pies con sandalias de verano. Con la llegada del buen tiempo solemos llevar al trastero el calzado más cerrado y damos la bienvenida a chanclas y zapatos más veraniegos. Podríamos pensar que esto va en contra de un aumento de las molestias al caminar pero para nada. Hay que tener en cuenta que, por lo general, se trata de un calzado más fino, con menos suela y en muchos casos más duros. Para evitar las típicas rozaduras y ampollas es recomendable ir adaptando el pie de manera gradual, poco a poco. También hidratar mucho los pies al llegar a casa con crema específica.
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