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Desde que anunciara su compromiso con el Príncipe Harry, la figura de Meghan Markle se ha colocado en el punto de mira. Cada gesto, cada movimiento o cada frase que sale de su boca ha pasad a ser analizado por lupa tanto por los medios como por el pueblo británico. Pero si hay una cosa que ha pasado a ser casi «cuestión de Estado» esos son sus looks.Como ocurre con su futura cuñada, Kate Middleton, no hay prenda que luzca la actriz que no se convierta automáticamente en objeto de deseo. De hecho, a las pocas horas de que ella aparezca con ello puesto, la firma en cuestión no tiene más remedio que colgar el cartel de «agotado».

En Reino Unido lo han pasado a denominar el «efecto Meghan» y no parece que vaya a cesar sino más bien todo lo contrario. De hecho, hace tan solo unas horas ha vuelto a dejar claro su poder durante su visita oficial a Edimburgo junto con Harry de Inglaterra. La pareja se ha dado un baño de multitudes en Escocia, país al que la que fuera intérprete de la serie ‘Suits’ ha querido rendir su particular homenaje con su estilismo.Y es que Meghan ha elegido para la ocasión un abrigo de tartán en azul marino y verde firmado por Burberry (valorado en 2.200 euros), bajo el que podía verse también un body en color negro de la firma Wolford que ya estrenó en su primer acto oficial en Nottingham, unos pantalones del mismo color con botones de perlas de la diseñadora americana Veronica Beard (cuyo precio es de 450 euros) y un bolso de Strathberry, su marca de bolsos favorita realizados en España que cuesta 420 euros.

Pero, como en anteriores ocasiones, el «efecto Meghan» ha hecho su aparición y tanto el el abrigo como el pantalón y el bolso se ha agotado en cuestión de minutos. ¿Qué será lo próximo que consiga dejar sin stock la futura Duquesa de Sussex?