
Ni gorda ni delgada: 10 situaciones que has vivido
Si eres de las que de pequeña te decían eso de ‘no está gordita, es que es de hueso ancho’; si estás entre las que con 14 años pasaste de la sección de ropa para niñas directamente a la parte de mujeres; si llevas a dieta más de media vida y al final siempre estás entre pinto y Valdemoro, ni regordeta ni peso pluma…. Sigue leyendo y no dejarás de asentir con la cabeza: 10 situaciones que seguramente has vivido en primera persona como ‘ni gorda ni flaca’ que pasen los años que pasen sigues protagonizando.1. Gente que hace siglos que no te ve y suelta eso de “¡pero qué delgada estás!”. Y resulta que has tardado como una hora en encontrar algo que te quedara bien. La llegada del verano ha hecho estragos con tanta salida y no hay pantalón que te cierre.2. Esa suegra entrada en años –y en carnes- que te dice que se le ha quedado pequeña una falda talla 44-46 y que ha pensado que seguro te queda bien. ¿De verdad aparento dos o tres tallas más??? Ilusa de mi… o miope de ella.3. Entrar en una tienda nueva en el barrio y que la dependienta te diga: “lo sentimos pero llegamos hasta la talla 42. No hay nada para ti”. Cabreo en modo máximo.4. Subirte a la báscula sintiéndote un ligero delfín… y descubrir que estás más cerca de las focas que de esos simpáticos mamíferos marinos.5. Ir a la dietista y que esta te diga: “pero si tú no lo necesitas”. En ese primer momento te sientes la mujer más feliz del mundo. Sin embargo, una vez te subes a la báscula y ambas comprobáis la realidad, la muchacha parece entender que hace una chica como tú en un sitio como ese.6. Una amiga que embutida en su talla 38 te ofrece uno de sus modelitos para salir de marcha. Tú no sabes bien cómo decirle que ni con 16 años podías entrar en ese vestido y empiezas a darle largas y excusas hasta que finalmente tienes que decirle la verdad y toda la verdad.
7. Vas a bucear y te preguntan por tu peso para darte el equipo de neopreno. Le espetas que 71 por lo bajini y te contestan con un ‘uy, pues aparentas bastante menos’. ¿Nos reímos… o lloramos? Venga, siempre es mejor tomarlo todo con humor así que devuélvele una gran sonrisa que eso es a todas luces un piropo y como tal hay que tomarlo.8. Conversación en familia en la que tu cuerpo de adolescente era el tema de debate. “La niña está entradita en carnes”, dice tu madre. “Uy, qué va, lo que pasa es que ella es grande, es anchota de huesos, pero está estupenda”. Eso de ‘grande’ se nos clava a fuego en la mente, ¿o no? Complejo para toda la vida, amigas mías.9. Insultos entre hermanos: ‘Cállate, foca’. Y el caso es que por más que te mirabas y remirabas no te veías esos bigotes largos y negros por ningún lado. Desde entonces le tienes cierta manía a esos simpáticos seres vivos. ¿Qué culpa tendrán ellos? “¿Y yo?”, te preguntas retóricamente.10. Tapas, cervezas, dulces de postre… Pero tú sin abrir el pico, intentando que no parezca que llevas una semana sin comer. Quieres aparentar divina de la muerte y que nadie te cuelgue la etiqueta de ‘rellenita’, por lo que en las comidas con amigos pones freno a tu apetito para parecer un pajarito. Al llegar a casa las tripas te rugen y no tienes más remedio que asaltar la nevera.