Porque cuando eres madre los momentos «Tierra trágame» se multiplican…1. Lactancia muy húmeda. Estás dando el pecho a tu pequeño, utilizas discos absorbentes y sujetador con refuerzo, te pones una camiseta bajo la blusa pero… ¿qué es este cerco húmedo que empieza a notarse en la ropa? En ocasiones no hay barrera que resista la leche materna.2. Dar el pecho, aquí y ahora. Cada vez más mujeres se animan a alimentar a sus retoños en espacios públicos. Sin embargo, son muchas las que aún sienten algo de reparo a la hora de amamantar al pequeño en según qué lugares. Ese ‘pudor’ que sienten terminan por superarlo cuando el bebé necesita comer ‘aquí y ahora’, ya sea en un centro comercial, mientras almorzamos en un restaurante o en la cola del supermercado. La naturalidad es la mejor de las respuestas y hay que darle a la lactancia materna la importancia que tiene, ni más ni menos. Así que, fuera tabúes y vergüenzas. No hay nada más tierno y libre de prejuicios que ese acto.3. OMG! Palabras que no querrías haber escuchado de esa boquita. Ya sabemos que los niños son esponjas así que, importante no decir nada malsonante o insultos en su presencia. Se quedan con todo y lanzan esas palabrejas en los momentos más inoportunos. Como cuando le dicen al jefe de tu marido «estúpido» o a la nueva novia de tu padre algo como «zorra».4. Operación: Quitar el pañal. El quitarle los pañales a los niños trae consigo algunas de las situaciones más embarazosas para mamás y papás. Un ejemplo es cuando vas paseando con tu hij@ y, en pleno paso de cebra, grita eso de ‘mamá, ¡pipí!’. Al principio una se pone algo atacada, cunde el pánico y no sabes bien si cogerlo y salir corriendo a casa o cruzar la calle y buscar una esquina. Esto último es lo mejor. Cualquier persona que te vea lo entenderá… Las ganas de orinar de tu retoño no entienden de anticipación, ¡recuérdalo! Ah, y lleva siempre ropa interior de repuesto en el bolso.5. Ese sofá tan caro… y ese pis interminable. Vas de visita a casa de un familiar que te quiere enseñar su nueva casa. Muebles de diseño, tecnología avanzada y un magnífico sofá en el que te sientas con el peque a tomar un café. A los pocos minutos de conversación este se levanta para coger por banda una figurita de porcelana que le ha llamado la atención y… ¡SOCORRO! ¿Qué es ese cerco mojado que hay bajo su culete? Sí, ¡se ha hecho pipí en un sofá italiano que cuesta lo que tú no te gastas ni en dos o tres años de vacaciones! Relax, la tintorería todo lo puede.6. Iral supermercado, ¡una aventura! Te dispones a ir a llenar la nevera. Subes al niño al carrito, a la plataforma que algunos carritos de la compra tienen para ellos, y vas pasando por los diferentes pasillos. De repente, a tus espaldas… ¡Crash! Dejar a una personita de dos o tres años con las manos libres, en un lugar lleno de botes y tarros de muchos colores solo puede terminar en catástrofe. Conservas, latas y paquetes al suelo… Y tú pensando eso de ‘tierra, trágame’.7. ¿Amigo de lo ‘ajeno’? Por fin decides ir a renovar un poco el armario. Necesitas algo de ropa para salir a cenar con unos amigos. Aunque intentas dejar al peque con alguien no hay manera así que vas con él al centro comercial. Te pruebas, decides, pasas por caja, vas saliendo y… ¡PIIIIII! Suenan las alarmas al salir por la puerta. La personita que te acompaña no entiende de tarjeta de crédito ni compras y decidió llevarse para su mamá un bonito pañuelo que tenía a mano. ¡Vergüenza total! Tu cara es un poema.8. Momento juego que acaba en batalla campal. La etapa del ‘mío’-‘tuyo’ es complicada. No importa si es una reunión de compañeros de la guardería, de primos o de hijos de amigos (de amigos). De repente escuchas a uno de los niños llorando como si se le fuera la vida, miras hacia atrás y descubres a tu retoño, en pie, con una gran sonrisa de triunfo y el trofeo en la mano, un oso de peluche al que le falta un ojo. Sí, lo ha dado todo por el muñeco. Miras a sus papás y aguantas la mirada de reproche de estos, que no entienden que los niños… niños son.9. Regalos que no terminan de molar. Llega el cumpleaños del rey/la reina de la casa y lo has preparado todo al milímetro. Una fiesta que promete ser inolvidable… y que lo es desde el momento en el que empiezan a desenvolver los regalos y en uno de ellos, el de esa tía a la que ves de siglo en siglo, tu peque rompe a llorar. No, creo que no le ha gustado nada el regalito. Tú no sabes dónde meterte y la cara de la que ha traído el presente también es un poema.10. Pequeños pero exigentes comensales. Es la boda de tu hermano y acudís perfectamente engalanado. Hora de comer, todos sentados a la mesa y el bebé en la trona. Se acerca el metre a la mesa para ver qué tal está todo y… ¡Tu niño decide que este señor tan rectísimo y bien vestido quiere probar de su comida! Él… ¡y su traje! Cucharazos a diestro y siniestro que dejan rastro en más de uno de los que comparten nuestra mesa. Otro momentazo de ‘trágame, tierra’.11. Esa conocida que está tan bien dotada… y los buenos recuerdos que le trae el pecho a los niños. Vas a tomar algo con un grupo de amigas y conocidas de estas y tu hij@ empieza a hacer monerías y a pasar de brazo en brazo. Llega a una que bien podría haber salido de ‘Sexo en Nueva York’, con un buen escotazo que deja ver dos de sus grandes atractivos físicos. Como esta parte del cuerpo le trae tan buenos recuerdos al peque, ni corto ni perezoso se lanza dirigente a ellas: manitas, boca… ¡Todo a una! Para ver la cara de esta Samantha Jones que probablemente no haya tenido nunca antes a un niño en brazos.
D.Camey es redactor especializado en lifestyle y está graduado en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad Camilo José Cela. No se le escapa ninguna tendencia de moda, siempre está al tanto de las últimas series y adora cocinar.